El béisbol se estaba especializando y en la década de los ochentas, gran cantidad de jugadores se dedicaron al estudio de vídeos de los contrarios. Uno de los jugadores más involucrados en la observación de vídeos, fue el 8 veces campeón bate de la liga nacional: Tony Gwynn, de los Padres de San Diego
El ‘Pitchcom’ el sistema antirrobo de señas en MLB
Gran cantidad de fanáticos de los Yanquis de Nueva York seguían los últimos juegos de la temporada regular de 2022 y observaban de manera rigurosa el desempeño de los jugadores, porque prontamente los equipos clasificados entrarían en las rondas de playoffs.
En ese entorno lanzaba el (ace) de los mulos, Gerrit Cole, quien había tenido una temporada accidentada. En varias ocasiones había sido apaleado por los rivales. El juego se desarrollaba normal, pero algo inusual sucedió, el serpentinero cometió una falta (balk), cuando hizo la moción y se dirigía hacia el plato; se observó como se le caía un audífono en la cara, deteniéndose y quedándose con la bola en la mano.
Las reacciones no se hicieron esperar y los comentaristas especializados indicaron, que desde el año 2022, se estaban reemplazando paulatinamente las señales manuales, entre los lanzadores y receptores en grandes ligas, por un sistema identificado como: ‘Pitchcom’, que no es más que la colocación de una muñequera con un pad de números, en el brazo del cátcher y auriculares inalámbricos.
Otros tres jugadores de cuadro, además del lanzador y receptores, podrán usar auriculares.
Por más de cien años, siempre los lanzadores y receptores, en las ligas mayores se habían comunicado mediante señas con los dedos, para que el receptor pudiera pedir al serpentinero el lanzamiento dirigido al bateador que se encontraba en el momento en la caja de bateo.
Esto en el idioma del béisbol, se conocía como ‘llamar el juego’, para ello el receptor se consideraba la columna vertebral del equipo; tenía que conocer a cada bateador sus debilidades y fortalezas; es decir, sí era un bateador de bolas malas, altas, rectas, curvas, sliders, sinkers, etc.
Desde finales del siglo XIX y hasta bien entrado el Siglo XX está función era bastante empírica: el receptor conocía las fortalezas y debilidades de los contrarios, con la experiencia de participar en cientos de juegos y observar el desenvolvimiento de los peloteros.
La observación resultaba fundamental, pues ver el movimiento de las piernas de un bateador es primordial. En aquellos primeros cincuenta años del siglo XX, receptores como Yogi Berra, se ubicaban en el plato, con las dos manos adelante, lo que generaba más fracturas en los dedos y alguna dificultad para sacar a los corredores que intentaban robar las bases.
En la década de los setentas, el receptor Johnny Bench, fue el primero en colocar su mano derecha detrás de la espalda, lo que le ahorró lesiones y facilitó los tiros a las bases.
En esos años surgieron los primeros grandes receptores de la conocida bola viva y fueron: Gary Carter, Thurman Munson, Manny Sanguillén (Panamá), Carlton Fisk, entre otros.
El béisbol se estaba especializando y en la década de los ochentas, gran cantidad de jugadores se dedicaron al estudio de vídeos de los contrarios. Uno de los jugadores más involucrados en la observación de vídeos, fue el 8 veces campeón bate de la liga nacional: Tony Gwynn, de los Padres de San Diego.
En esa época dorada del béisbol, los receptores se dedicaron a ver vídeos de los contrarios para pedir los lanzamientos. Esta tendencia se mantuvo hasta mediados de los años noventa (siglo XX). Es importante indicar que los lanzamientos que un receptor pide con el lenguaje de señas son: Un dedo (recta o bola rápida), dos dedos (curva), tres dedos (slider), cuatro dedos (cambio de velocidad).
En el siglo XXI entró con potencia la cibermetría, entendida como la medición, estudio y análisis de información, estadística, de los registros de los diferentes peloteros profesionales, en lo relativo a sus actuaciones en el pasado en las diferentes áreas del juego.
Esto les permitió a los propietarios de equipos de grandes ligas, tomar decisiones en las que estaba implicado la inversión de fuertes sumas de dinero, en la obtención de agentes libres, pero además tener una adecuada proyección de las debilidades y fortalezas de los jugadores que pertenecían a los equipos que iban a enfrentar en el futuro.
La película ‘MONEYBALL’ de 2011 (con el actor Brad Pitt), demostró cómo el equipo de los Atléticos de Oakland, de 2002, del que formó parte el chitreano Olmedo Sáenz, utilizó la estadística para fichar jugadores y de este modo alcanzar la postemporada, a pesar, de que sus nóminas eran económicamente muy reducidas, en comparación con los equipos grandes.
En esta primera etapa del siglo XX, se observaba que de alguna manera los receptores habían perdido la dirección del juego, ellos no eran los que ‘llamaban el juego’ de manera directa.
Los vídeos de los juegos de béisbol de grandes ligas, demuestran que eran los directores de los equipos, los que les mandaban las señales a los receptores. Es decir, que detrás de cada turno al bate de un jugador, existía todo un estudio estadístico, bien estructurado y que tenía su origen en la misma oficina central (front office) del equipo.
Los receptores de color desaparecieron de las alineaciones de grandes ligas, el último de su generación fue CHARLES JOHNSON, que jugó entre 1994-2005.
Quedaban atrás los años de ROY CAMPANELLA, MANNY SANGUILLÉN y ELSTON HOWARD, cuando los lanzadores se quejaban constantemente de no ver las señas.
Incluso algunos de ellos llegaron a usar esmalte de uñas. Sin duda, pronto veremos una nueva camada de receptores afrodescendientes.
Pasados los primeros quince años del siglo XXI, todo parecía marchar a la perfección, hasta que llegaron los playoffs de 2017 y es que algunos jugadores de los Astros daban batazos contundentes hacia todas las áreas del cuadro.
Actuaban como sí conocieran los lanzamientos desde antes de que la bola saliera de la mano de los serpentineros.
Los Astros serían los campeones indiscutibles de ese año y su director A. J Hinch, saltaría a la cima del Olimpo. Semanas después, estalló el escándalo; una estructura organizada, estaba ‘robando señas’, mediante el uso de tecnología.
Una persona colocada en los jardines del estadio, con una sofisticada cámara, veía las señales que los receptores transmitían a los lanzadores y mediante auriculares inalámbricos, las pasaba en segundos a otra área del estadio, donde se daban una especie de ‘golpes’, que eran escuchados por el jugador que estaba en la caja de bateo y este conocería en tiempo real, cuál era el lanzamiento exacto que le iban a lanzar.
El escándalo generó gran número de suspensiones, multas a jugadores; algunos miembros del equipo, hasta comprometieron su posible futura exaltación al Salón de la Fama del béisbol. Cinco años después, los Astros nuevamente llegan a una Serie Mundial.
En el béisbol la anticipación es fundamental; el jugador debe prever mentalmente todos los escenarios que se pueden presentar.
Muchos entendidos están de acuerdo con el uso de dispositivos inalámbricos en el entorno de comunicación, entre el receptor lanzador. Dicen que reduce el peligro del robo de señas, reduce el tiempo de juego y es parte de la especialización del deporte.
En los entornos dinámicos que vivimos el ser humano nunca podrá dejar de comunicarse. ¿Será que en el futuro se intentará cometer fraude, leyendo los labios de los receptores?.